sábado, 29 de octubre de 2011

PIGRICIA

Sigo un blog que podéis ver a un ladito de este y que recomiendo de corazón: Palabras Interesantes, hermosas, raras y divertidas. Pienso que además el nombre define a los términos que propone con justicia. A veces son más interesantes que hermosas, más divertidas que raras pero todas ellas son la mayor parte de las veces extrañas y poco habituales. Algunas de las que propone han caído en el desuso. El idioma, la Lengua es un ser vivo por lo que cambia, evoluciona, muere y renace. Y este idioma nuestro que es la lengua de tantos seres y países diferentes tiene una variedad fascinante. Explorarlo y conocerlo es una aventura que nos une a millones de personas en el mundo.

Hoy me viene como anillo al dedo esta palabra: Pigricia. ¿La habíais escuchado, leído, usado alguna vez? Yo he de confesar que no. Pero hoy con esta lluvia que cae a raudales, con la luz gris del día, siendo sábado realizo las tareas obligatorias de la casa con pigricia. Incluso quizá este realizando esta entrada con una pigricia de pigricia. Ya que lo que en realidad me apetece es envolverme en una manta y tirarme al sofá con un libro entre las manos.

Así que "a desgana", con cierto "descuido" estoy preparando un codillo en salsa para la comida. Estoy siendo "negligente" porque debería estar poniendo una lavadora o planchando mientras la olla sigue con su "chup, chup". Sintiéndome "perezosa" no he aprovechado esta mañana de sábado para hacer la compra semanal. Es más, seguro que caeré en la "ociosidad" en cuanto deje de escribir esta entrada y como dirían en Bolivia eche una Pigricia o un pellizco de sal, hierbas provenzales y otros condimentos a mi guiso, para "holgazanear" en el sofá contemplando la lluvia tras el cristal, con mi libro en el regazo y el mando de la tele junto a mí.

No me seáis vagos, ni gandules y si no os ha quedado claro el significado de Pigricia haced un click...

jueves, 27 de octubre de 2011

De amistad y fortuna.

Es un día nuevo. Por ir con el reloj. La verdad verdadera es que aún es de noche. Pero oscura de verdad. Desde aquí solo alcanzo a ver el semáforo de la esquina que pone notas de colores casi navideños y allá, al fondo las luces amarillas de unas farolas que iluminan la carretera hasta el pueblo. Por lo demás desde los barrotes de mi balcón se extiende una oscuridad que cubre la masa del Poli y las casas del otro lado. De hecho acabo de formular en palabras mentales un dato que registraba estos días sin pensarlo: debe ser por la crisis pero cuando salgo de casa no
hay en el barrio más que unas pocas luces. Después de tanto despilfarro con farolas encendidas hasta las nueve o las diez de la mañana, cuando no el día entero.

Hoy me siento optimista y vital. Reflexiono sobre la amistad y lo privilegiada que soy.

Ayer antes de comenzar el día incluso pasé a ver a mi amiga Ana. Ana que siempre está ahí para escucharme. Tan equilibrada, inteligente y fuerte aunque ella no se de cuenta de ello. Tan bella por dentro como por fuera. Incondicional y sorprendente a la vez cuando me hace analizar las cosas desde otra perspectiva. A veces me descoloca para que yo me coloque en el punto exacto y real.

Por la tarde después de una jornada larga, agotadora por mis propios nervios devoradores y después de que el león no fuera tan fiero como lo imaginaba (suele pasarme, debe ser por mi propia imaginación), al salir del despacho de la abogada acudí a la invitación de Amparo: "Vente a tomar algo, sobre las nueve. Vendrán algunos amigos". Ese "algo" fue una cena perfecta. El ambiente, la comida, la conversación, la música, las risas, el vino, la cerveza, las visitas relámpago de vecinas y amigas... Adoro tu cocina, Amparo. Es abierta, original y tan cálida como tú. Comprendo a ese gato callejero que se cuela de rondón en tu casa.

Siento más que respeto y admiración por Juanjo. Por su temple, sencillez y calma para sobrellevar estos momentos tan duros. No dudo que la procesión va por dentro. Puedo entenderla bien. Me hubiera encantado asistir a esa cena con gambas rayadas de Denia.

Y Ginés, querido amigo, no pude asistir ayer al acto en Torrente, sé que lo entiendes. En este camino nuestro tan raro, es una fortuna haberte encontrado.

Mai y Fran, a unas pocas horas de distancia. En tren de cercanía. Asientos duros y ventanas inmensas en las que ver correr el paísaje. De casa abierta, charla incesante, habitación y cama. De sencillez y auras. De misterios y fe. De amor y confianza. Todo se solucionará.

Soy, de verdad, afortunada.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Confesiones

Empiezo a escribir y las palabras se me escapan, me rehuyen. Debería estar combativa. Pero hay situaciones que se alargan tanto en el tiempo que solo provocan en mí cansancio y dolor de estómago. Y aunque finja ante aquellos con los que he de hacerlo, fortaleza y determinación solo siento ganas de dormir y olvidar.

Ganas de dejar de visitar a mi abogada como cliente y quizá pasar a hacerlo solo como la relación que al final hemos llegado a tener: conocidas que se aprecian y que en cualquier otra circunstancia podría convertirse en una amistad.

Ganas de dejar de revisar papeles, cuentas, números.

Unas enormes ganas de dejar de estar obligada a ver los aspectos más oscuros del hombre con quien he convivido la mayor parte de mi vida.

Mientras escribo pienso en esa sonrisa que me lanzó en el juicio después de escuchar unas cuantas mentiras y otras pocas barbaridades. De esas con encogimiento de hombros que viene a significar: no es nada personal, las cosas son así. En aquel momento no pensé. Bastante tenía con aclarar en mi mente que coño había pasado en aquella sala.

No es esto un drama y estoy segura de que habrán personas que tendrán experiencias mucho peores, incluso he conocido alguna. Pero de momento es mi historia y la vivo en primera persona.

¿Terminará algún día? Imagino que sí, incluso vislumbro el final lo que no quiere decir que no esté pagando una factura que no tiene que ver con el dinero (de esas también pago varías, por supuesto). Una factura emocional que revierte en mi estado anímico y físico.

Ahora me vienen a la memoria palabras que algunas personas han dicho sobre mí: animosa, con buen humor, estable y el consabido: yo encuentro que lo estas llevando muy bien.

Yo no diría que soy la alegría de la huerta precisamente, pero en realidad tienen razón. Siempre he sido, no sé si decir dual, pero con capacidad para sentir diferentes emociones al mismo tiempo. De exponerme a la luz y a la oscuri dad.

Hoy, ahora necesitaba lanzar ese vómito. Dentro de un rato volveré a ser. Animosa, de buen humor, estable y como no, en previsión de la cita de esta tarde, combativa.

Eso sí, sigo escribiendo desde un portátil prestado. Las conversaciones con el señor que en teoría debe si no arreglar mi portátil, al menos decirme que le pasa, merecen un capítulo a parte, incluso un relato.

lunes, 10 de octubre de 2011

CAMBIOS

De verdad está llegando el invierno, aunque este principio de otoño sea un verano prolongado. Esta madrugada he buscado una chaqueta para sentarme a escribir y pronto tendré que hacerlo envuelta en mantas.

Estos días estoy escribiendo en un portátil que no es el mío. Voy "de prestado". Mis ideas, mis escritos, los principios de relatos, los relatos mediados, los no acabados están en otra parte. Y aunque no siempre los retomo para hacer algo con ellos estas madrugadas silenciosas, si siento que están ahí y me arropan. Me atraen o me rechazan según el momento. El portátil, el mío, anda en reparaciones. Es muy viejecito, heredado de mi hermano y puede que no aguante tan bien los madrugones como yo. Cuando se produce un cambio en tu vida por leve que sea, se convierte en el origen de otros. Estos días leo muchísimo más, me levanto un poco más tarde, veo más la tele, cosa que no suelo hacer habitualmente, escribo mucho menos. Siempre he escrito en el ordenador. Mis libretas contienen ideas, pensamientos, lamentaciones, dolores de alma, esquemas, un solo relato terminado y escrito integro en mesas de terracitas mientras esperaba gente.

Los cambios abren mundos nuevos. Vengan impuestos de fuera o sean elecciones propias. El cambio es aventura, exploración y descubrimiento. De ti y de lo que te rodea. Puedes elegir aceptarlo o luchar contracorriente. Dependerá de tu personalidad, de las circunstancias, del momento disfrutar de ellos o no. Yo he decidido que me encuentren dispuesta, abierta. Absorberlos y sobre todo disfrutarlos.

Este último fin de semana, que ha resultado más largo y más corto de lo que yo pudiera imaginar empezó con una comida el sábado. Una comida que fue una vista atrás. Y un paso de futuro.
Una y cuarto, en la Avenida Cataluña. Compañeros de Instituto. Ahora Blasco Ibañez, pero entonces cuando nos conocimos Instituto Politécnico Nacional de Valencia. Aún me acuerdo de los cajetines en las láminas de dibujo lineal y estoy segura de que ellos también. Juan, Juanjo, Amparo y yo. Parecen pocas personas ¿Verdad? y sin embargo casi la mitad del último curso. Solo éramos diez. Abrazos, risas, besos y recuerdos. Una vida o vidas a nuestra espalda. Tanto que se hace difícil ponerse al día de todo. Hay tanto de que hablar, tantos recuerdos compartidos, tantas novedades que escuchar y que ofrecer que nos falta tiempo. En el fondo y en la forma, naturalidad. No voy a decir que fuera como si no nos hubiéramos separado, pero planea ese aire de entonces. Aunque ahora ya somos adultos cargados cada uno con nuestras responsabilidades, con nuestros errores y aciertos. Pero quizá lo más importante es que seguimos siendo. Gracias a los tres por eso.

Después se prolonga la tarde en casa de Amparo, que casualidades del destino vive muy cerca de mí. Y se estira hasta la noche, esta vez de invitada de Amparo, me cuela de rondón en una cena con sus amigos. Termino en Betera, cenando manitas de cerdo, caracoles con sal, ensalada de canónigos. Escuchando, hablando, aprendiendo. Velada musical, yo que no tengo voz y además me muero de vergüenza aunque ni siquiera cante o más bien me arranquen un par de frases no diré que cantadas, pero la cerveza, el vino y la generosidad con la que ha sido servido son una ayuda. Me gusta ver como estas personas atan lazos, unen vidas, crean su propia familia de una sangre más roja que la que corre por las venas. Descubro un mundo nuevo. Sensibilidad, intuición, lucha. Todo ello anclado a la calidez terrenal de una buena comida y un buen o varios buenos vinos, a la conversación alrededor de la mesa. Escalando a lo etéreo a través de la música. Amarrandose a la alegría con el baile.

Gracias. A Juan, a Juanjo por hacerme sentir como entonces en el ahora. Gracias Amparo por llevarme contigo a tu mundo. Lo harás muy bien. Tienes una voz preciosa. Gracias por los abrazos y los besos. Por recibirme como si nunca nos hubiéramos ido. Levanto de nuevo la copa: por este principio. Por no dejarnos perder.